lunes, 7 de febrero de 2011

Objetivo de los EEFF según el IASB

EL International Accounting Standard Board (IASB) expresa en las normas IFRS que el objetivo de los estados financieros es suministrar información sobre la liquidez, la solvencia, el rendimiento y los flujos de efectivo de una entidad, que sea útil al tomar decisiones económicas, para usuarios que no están en condiciones de exigir informes a la medida de sus necesidades específicas de información, por ejemplo accionistas, acreedores, empleados y público en general. Los estados financieros, siempre según las IFRS, deben ser comparables con los de años anteriores y con los de otras empresas.

Para analizar los estados financieros se usan los “ratios” o razones aritméticas que surgen de la división de un valor por otro, ambos tomados de los estados financieros de la empresa. Por ejemplo, el total de los activos corrientes dividido por los pasivos corrientes da una idea de la liquidez de la empresa : si el cociente es mayor que uno significa que los pasivos corrientes pueden pagarse en la medida que se haga efectivo el activo corriente.

Los ratios se expresan como un valor decimal (0,43) o un porcentaje (43%).

La mayoría de los ratios no tienen significado en si mismos, pero permiten hacer comparaciones con ratios anteriores de la misma empresa para ver su evolución, o con los de otras empresas de la misma industria para comparar desempeños.

En el análisis debe considerarse varias limitaciones :

1) Los ratios representan promedios; por ejemplo, si la rotación del inventario es igual a 12, no significa que el 100% de todas las mercaderías se vendan en un mes. Algunas pueden venderse en 10 días mientras otras pueden no haberse vendido en el año.

2) El balance representa la situación financiera a la fecha de cierre, que seguramente es distinta a la del día anterior y del siguiente, en tanto el estado de resultado presenta cifras acumuladas durante el ejercicio.

3) La valoración de las partidas no monetarias (por ejemplo los inventarios) habitualmente se hace a costo histórico que puede corresponder a una compra muy antigua o a una reciente y en consecuencia puede estar o no actualizada respecto de los valores del mercado.

El análisis combinando varios ratios permite conclusiones más precisas debido a que normalmente existe una cierta correlación entre ellos. También las notas explicativas de las cifras del balance aportan información valiosa para interpretarlos.

Los ratios financieros definidos por la literatura especializada son mas de doscientos y suelen ser agrupados en financieros, operativos y de inversión. Para que los ratios de empresas diferentes puedan ser comparados, es imprescindible que los estados financieros sean hechos siguiendo los mismos principios contables. De ahí la importancia del uso de las NIIF ya que permitirán comprar la situación financiera y el desempeño de una empresa con sus similares del país y del extranjero, siempre teniendo en cuenta las limitaciones antes expuestas.

El uso de las NIIF por si mismas no garantiza que se puedan obtener todos los ratios necesarios. Las normas son muy generales y dejan mucho espacio a las definiciones propias de cada empresa. Esto hace necesario definir cuidadosamente el plan de cuentas particular de cada empresa con el fin de desagregar las cifras del balance de modo que entreguen valores a los que se puedan aplicar los ratios. El IASB percibió esta situación y hizo una proposición de cambio en la presentación de los estados financieros (October 2008 / DISCUSSION PAPER / Preliminary Views on Financial Statement Presentation) que actualmente está en discusión.

Por último, hay cifras como el EBITDA que se obtienen directamente de los estados financieros, que no son ratios, pero proporcionan información valiosa sobre el desempeño de la empresa.

En el mercado se pueden adquirir softwares especializados que a partir de las cifras de los estados financieros calculan ratios y los correlacionan para obtener indices de desempeño (calidad de la gestión), de riesgo, etc. . Los bancos los utilizan ampliamente para determinar el riesgo de sus operaciones de crédito. Así no es casualidad que las empresas de menor tamaño, que generalmente carecen de una contabilidad de calidad, paguen tasas mayores que la empresas más grandes que si la tienen.

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